21/11/2015
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Benjamin Eggert
¿Quién no recuerda esta experiencia?
Con pintura de acción de color neón en la cara, veo un enorme montículo de nieve delante de mí. A mi derecha hay otra colina y a mi izquierda un montón de ellas. Estamos a principios de los 90 en algún lugar del Pitztal, al final de un gran día de esquí, y me estoy hundiendo en un mar de montículos de nieve que me llegan a la altura de la cabeza. Hacia dónde debo ir, hacia la derecha, hacia la izquierda, o justo por encima... maldita sea, estas colinas son demasiado grandes.
Más tarde, mi padre me explicó que este descenso era una pista de mogul y que ésta era la disciplina suprema del esquí.