02/03/2016
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Dominik Bührer
Para muchos, abril es el momento de reflexionar sobre la temporada y rememorar los épicos días de nieve polvo y el zumbido de la pana, mientras las estaciones de esquí empiezan a echar el cierre para el verano. Vivir muy al norte del planeta te da más opciones. Escandinavia es conocida por los vikingos y por IKEA, pero no tanto por una de las mejores ventajas, la nieve de final de temporada. En abril cogimos splitboards y esquís para ir a Tromsø, dispuestos a perdernos por algunos de los muchos laberintos de largos fiordos que hay a lo largo de la costa occidental de Noruega. Cuando empecé a planear este viaje, me senté en la biblioteca de Gotemburgo (Suecia) a leer el libro de Jimmy Petterson "Esquí alrededor del mundo". En él afirma que "Noruega es un lugar apropiado para comenzar un viaje de esquí por el norte de Europa, ya que aquí es donde empezó todo hace miles de años". Aunque el esquí fue principalmente una forma de transporte durante muchos siglos, a los noruegos se les atribuye el mérito de haberlo iniciado y desarrollado también como deporte". Al recordar nuestro viaje, me invade una gran sensación. Conocimos a mucha gente de buen corazón durante nuestra aventura. Esquiamos en una naturaleza impresionante y pudimos cenar bacalao en todas sus variantes.