Continuamos hacia Jasper. Por el camino, hicimos varias excursiones cortas, que siempre ofrecían bellos paisajes. Si quieres fotografiar animales en el sur de Canadá, no tienes que buscar durante mucho tiempo - simplemente te unes a la cola habitual de aparcamientos al lado de la carretera, te bajas, evalúas brevemente si ya has fotografiado al animal en cuestión (ya sea oso, wapití, caribú u otro) y sigues conduciendo después de una exitosa caza fotográfica.
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Nos chocó darnos cuenta de que, a diferencia de lo que ocurre más al norte, aquí la gente no respeta a los animales ni conoce sus costumbres. Al oso casi se le da de comer con la mano o se le fotografía con un objetivo ultra gran angular. Cuando ves algo así, ya no te sorprenden las denuncias de ataques de osos.
La mayoría de los turistas del sur tampoco le dan mucha importancia a las medidas de protección, como el espray para osos: "¿Te rocías con él para que no venga el oso?". Para su información: el efecto del spray para osos es equivalente a 100 veces el del spray de pimienta y muchos visitantes dejan sus sobras al aire libre ya que los pocos metros hasta el cubo de basura a prueba de osos más cercano son aparentemente demasiado arduos (el vecino de la tienda está ciertamente contento con la visita de un oso...).
Monte Robson y el sendero del lago de montaña
Desde Jasper, nuestra ruta nos llevó al pico más alto de las Montañas Rocosas canadienses: el monte Robson, de 3954 metros de altura. Decidimos subir por el sendero del lago de la montaña. Hay que inscribirse en el sendero. El sendero del lago Berg conduce 21 kilómetros hasta el lago Berg, justo al pie del monte Robson. La cima de la gigantesca montaña está casi siempre envuelta en nubes, pero tuvimos la suerte de verla durante tres días enteros. Por el camino, se pasa por tres imponentes cascadas. Las cataratas Emperador, en particular, son un impresionante espectáculo natural. Las gigantescas masas de agua se precipitan a las profundidades con un ruido ensordecedor.
En el lago hay varias opciones para acampar y hermosos senderos en el monte Robson que ofrecen maravillosas vistas de todo el macizo o conducen directamente a las lenguas del glaciar. No hay mucha gente que tome el camino largo hasta el lago Berg, pero para los más pudientes también existe la opción de que te dejen en helicóptero en la cima del lago. El caballero al que observamos durante una hora con un teléfono por satélite en la mano probablemente también pertenecía a esta categoría.
De regreso a Banff desde el monte Robson, nos desviamos hasta el glaciar Angel. El glaciar formado por muchas avalanchas y el pequeño lago, en el que flotan innumerables icebergs pequeños, es más que digno de una visita.
Sólo al final de nuestro recorrido por las Montañas Rocosas nos aventuramos en el Eldorado del esquí y el alpinismo, Banff. Muchos se refieren a Banff como el Chamonix de las Rocosas canadienses. Pero tiene que decidir usted mismo si acepta esta comparación. Banff es un lugar plagado de tiendas de souvenirs, que obviamente fue creado por el turismo y vive enteramente del turismo, por lo que el lugar parece bastante "artificial".
Al final de nuestro viaje, habíamos planeado dos días extra para visitar la capital de Alberta, Calgary. Sin embargo, como allí no hay nada que ver, no hay nada que contar...
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Texto y fotos: Christian Skala y Regina Hörhammer
