Zach Paley, un esquiador incondicional durante todo el año, se une una vez más al Vulkana, el barco noruego de esquí de travesía. El tiempo justo, la nieve justa, la gente justa. La vida en la montaña y junto al mar puede ser perfecta...La vida en Camp Kviteberg era todo lo que necesitaba: relajante, terapéutica, sencilla y con mucho esquí. Me llevaba bien con Gottfried desde la primera vez en la Vulkana, y me invitó a una salida más que sería la última de la temporada. Es difícil decir "no" a esquiar desde un barco con sauna y jacuzzi. Me fui a Tromso con la intención de volver a Lyngen cuando volviera a tierra firme. El grupo, el guía, la tripulación, el capitán, el tiempo y la nieve se unieron y trabajaron en armonía durante varios días. Recuerdo el reflejo de la montaña frente a nosotros en el fiordo. En medio de ella, el Vulkana anclado es sólo un pequeño punto entre el hielo marino que moteaba el agua.
Recordaré la salida de la luna sobre Lyngen mientras el capitán Carl nos dirige mar adentro tras una agitada noche de maletas perdidas y teléfonos robados en Tromso.
Recordaré la caminata de toda la mañana, inmerso en volutas de niebla que se separan mágicamente al llegar a la cima, revelando el mar resplandeciente.
Recordaré botas de esquí en nuevos escenarios, la mejor comida après de la historia, cabezas de pescado, sonrisas, y todo lo que hay entre medias.
La mejor comida après de la historia, cabezas de pescado, sonrisas, y todo lo que hay entre medias.
