Después de un buen comienzo de invierno y mucho esquí de árboles, es hora de enfrentarse a las grandes líneas. ¿Dónde mejor que en Chamonix? Tras una larga espera, por fin hemos llegado a Chamonix e iremos contando nuestras experiencias durante las próximas tres semanas.
La meca del freeride, Chamonix
Camonix es el punto de encuentro del alpinismo en Francia. La ciudad, sede de los Juegos Olímpicos de Invierno de 1924, está situada en la región de los Alpes del Ródano. Además de unos 10.000 habitantes, Chamonix puede acoger a 60.000 huéspedes en horas punta. En invierno, Chamonix es sobre todo punto de encuentro de freeriders y esquiadores extremos.
Esquí extremo.
El municipio de Chamonix también incluye los pueblos de les Bossons, les Praz de Chamonix, les Tines, le Lavancher, Argentière y Le Tour en el norte del valle de Chamonix. El punto más alto de la zona de esquí es la Aiguille du Midi, a 3.842 metros. Este telecabina es el preferido de los alpinistas que quieren ascender al Mont Blanc. Sin embargo, la legendaria arquitectura del teleférico de la estación de la cumbre también es muy importante para los freeriders, ya que desde allí se puede acceder a descensos tan conocidos como la Ruta Mallory, el Cosmiques Couloir, el Rond Glacier o la Mer de Glace. Además de la Aiguille du Midi, Chamonix también cuenta con las zonas de Le Brevent con el famoso E.N.S.A. Couloir y la Flegere.
Un billete de un día para toda la zona cuesta 48,50€ en temporada alta. No hay red de remontes entre las zonas, pero autobuses y trenes llevan cómodamente a los usuarios de los remontes de una zona a otra. Nosotros tenemos el pase de temporada Mont Blanc Unlimited. Cuesta 700? por adelantado. Esta tarjeta también incluye Verbier y por 7 euros más se puede esquiar en los 4 valles de Verbier. También hay algunos bonos de entradas gratuitas para zonas como Les Portes du Soleil.
Los primeros días
Como a principios de semana no había remontes operativos en Chamonix debido a las fuertes nevadas y al viento, nos dirigimos a Verbier para practicar un poco de treeski. De Argentiere a Le Chable (estación del valle de Verbier) hay unos 50 kilómetros, que se recorren en unos 45 minutos en coche. Sin embargo, en caso de nevadas intensas, hay que vigilar de cerca el puerto de Col des Montets (1.461 m). Un paso cerrado significa el fin de la travesía rápida. A la vuelta de Verbier -con una sonrisa de nieve polvo a juego- nos encontramos inesperadamente con señales de carretera de color rojo: Col des Montets - CERRADO". Esto significaba un incómodo viaje vía Ginebra: tres horas de viaje, un desvío de 200 km y los caros peajes de las autopistas francesas
El sol seguía sin brillar y el puerto seguía cerrado. Así que nos dirigimos a Le Tour, ya que allí hay algunos tramos de bosque prometedores. Como apenas había remontes en funcionamiento debido a las fuertes lluvias y vientos de los días anteriores, las multitudes se concentraron en Le Tour con colas interminables en los remontes. Desgraciadamente, tampoco funcionaban todos los remontes, por lo que las pistas se llenaron rápidamente de nieve. En un abrir y cerrar de ojos, las pistas de polvo fino se convirtieron en moguls. Sí, eso también es Chamonix. Sin embargo, incluso en estas circunstancias, encontramos bonitas pistas en los árboles sin competencia.
Sol + nieve fresca + Chamonix = grandes líneas
Sol + nieve fresca + Chamonix = grandes líneas.
Después de unos días sin sol y sólo pistas de árboles, teníamos ganas de terreno abierto con grandes giros para variar. Nuestro deseo no se iba a cumplir por el momento. Así que viajamos a Brévent bajo una fuerte nevada una vez más. Aún teníamos un poco de esperanza, ya que ese día había un 10% de posibilidades de que saliera el sol. Una vez en Brévent, nos dirigimos al punto más alto (2525 metros). Una vez arriba, decidimos hacer una carrera de calentamiento en el Couloir Allais (300 m 30°-35°). De camino, sucede lo inesperado: los primeros rayos de sol nos permiten vislumbrar el couloir.
¡La nieve es un sueño! Profunda, sin ataduras, estable, rápida e incluso el sluff es inofensivo hoy. Parece que Brévent se ha librado de los fuertes vientos de los últimos días. El couloir desemboca en el Brévent Bowl, donde comienza el "bushwacking" o "esquí de combate". El gran bowl está bien lleno y casi no se ven huellas. En estas condiciones, no se trata en absoluto de un "combate", sino más bien de un "triturado a gran velocidad". La cazoleta también ofrece una vista hacia el fondo del valle y hacia Cahmonix - única.
Luego nos adentramos en el couloir Bellin (400 m hasta 40°) y la visibilidad volvió a empeorar significativamente. Sin embargo, seguías teniendo una vista aceptable a través de las rocas y la nieve era un sueño. Tras unas cuantas bajadas de 1500 metros a gran velocidad por el Bellin, los dioses del tiempo se apiadaron de nosotros. Hacia el final de la jornada de esquí, el sol hizo por fin su aparición, lo que aprovechamos descaradamente para esquiar el famoso couloir E.N.S.A. (400 m, los primeros 20 m 42°, luego alrededor de 40°). Las escasas tres pistas que encontramos en el couloir no empañaron lo más mínimo nuestro descenso al final de este día fenomenal.
