Cuando nuestro socio Devold de Noruega nos invitó a Noruega hace unas semanas, no sabía muy bien lo que me esperaba. Cuando llegamos al aeropuerto de Alesund, me moría de ganas de atar mis esquís y los de los demás participantes firmemente a la cubierta del Wyvern, un velero de dos mástiles, y emprender nuestra aventura de esquí de travesía. El Wyvern, que da nombre a nuestro barco, es una especie mitológica de dragón. ¡Y ahora nos sentimos como si estuviéramos en un paseo salvaje en un dragón! El oleaje es tan fuerte que los primeros de nuestro grupo ya echan de menos tierra firme.
De algún modo conseguimos dormir unas horas. Cuando nos despertamos a la mañana siguiente, el silencio es total. El mar ha enmudecido por completo. Nuestro capitán ha viajado hasta altas horas de la noche y ahora estamos en el Norangsfjorden, un brazo del Hjorundfjord. La sorpresa en cubierta: en Alesund había llovido, pero aquí han caído unos centímetros de nieve fresca durante la noche.
Por desgracia, poco después llega la desilusión: el servicio de alerta de avalanchas ha emitido un aviso de nivel 4 para ese día. Había hasta medio metro de nieve fresca húmeda y mucho viento en las montañas. Las montañas que rodean Norangsfjorden son tan empinadas que hoy no se pueden hacer excursiones en esquí. Sin embargo, Petter, nuestro guía para los próximos días, tiene un plan alternativo.