¿Cómo se mide cuánto ha nevado? Aparte de las mediciones basadas en la altura del esquiador (hasta la bota, hasta la rodilla, hasta la cadera, hasta el pecho, etc.) y el número de hashtags de Instagram utilizados (#pow #powder #epic #deep #deepestdayever #chestdeep #faceshots, etc.), existen otros métodos establecidos para medir la profundidad de la nieve o la nieve fresca. La forma más sencilla y a menudo la mejor es medir a mano, con alguien que utilice un medidor para comprobar cuánta nieve hay. Para la profundidad total de la nieve, hay postes de medición instalados permanentemente con una escala que se puede leer.
Las llamadas tablas de nieve se colocan para medir sólo la cantidad de nieve fresca. En realidad se trata de tablas que se dejan nevar. Después de la nevada o en determinados momentos, se mide la cantidad de nieve que se ha acumulado en la tabla. A continuación, se limpia la tabla y se repite el proceso. Sobre todo en alta montaña, no siempre es posible que alguien vaya a mirar a todas partes y coloque tablas, por lo que la precipitación y la profundidad de la nieve también se miden en estaciones meteorológicas automáticas. Existen diversas variantes de pluviómetros calefactados que recogen y funden la nieve y pesan el agua periódicamente. Así se obtiene el equivalente en agua de nieve (SWE), una variable que, a diferencia de la profundidad de la nieve nueva, no depende de la densidad de la nieve y puede compararse con las precipitaciones de verano. Si la nieve no se derritiera, los medidores de precipitaciones estarían llenos tras la primera nevada importante y la medición de nieve nueva dejaría de funcionar.
La medición automática de la profundidad de la nieve suele funcionar mediante sensores ultrasónicos o láser, que miden la distancia entre el sensor suspendido en un poste y el suelo (o la superficie de la nieve).