El lunes, todo seguía bien en el mundo. Tiempo perfecto y nieve estupenda para dos pistas alejadas de las pistas. La previsión meteorológica era muy desfavorable, así que tuvimos que darnos prisa. A mediodía, la diversión en polvo había terminado y 35 mm (= 37 litros/m²) de lluvia en 24 horas fueron el resultado de un frente cálido. El miércoles ya estaba nevando de nuevo, pero por desgracia antes hizo mucho frío y todo estaba helado.
La lluvia en Hakuba no es nada inusual, sólo que la frecuencia ha aumentado en los últimos años. ¿Cambio climático? El jueves y el viernes fue más "polvo en la corteza" y no exactamente estimulante esquí.
Luego llegó el sábado y con él el día en el que todos volvimos a la realidad. Buen tiempo desde primera hora de la mañana, por lo que nuestros pensamientos ya estaban lejos de las pistas y una vez más alimentados por el deseo de largos descensos. El informe de aludes no sonaba demasiado bien, pero no teníamos más datos (más sobre esto al final). El viento ya se dejaba notar claramente en el trayecto hasta la estación de esquí y, una vez arriba, resultó ser una tormenta en toda regla. Sin embargo, nada nos impidió planificar cuidadosamente nuestro descenso. Sabíamos que una costra de lluvia y derivas de viento no eran precisamente las mejores condiciones, pero "ya se sabe cómo va esto...". El descenso fue un sueño, así que repitámoslo. Después del segundo descenso, vimos una avalancha a lo lejos, pero nos cegó el deseo de nieve e incluso hicimos un tercer descenso. Todo salió bien. De vuelta al albergue, tuvimos un brusco despertar: Nuestros compañeros se habían adentrado en un terreno algo más escarpado y, apenas unos segundos antes de nuestra salida, se desató bajo sus pies una enorme avalancha que se disparó 500 metros hacia el valle y alcanzó la categoría 3. La suerte estuvo de nuestro lado. Hubo mucha suerte, ya que el lugar de la avalancha estaba justo debajo de los chicos. Por la noche, nuestros colegas estaban totalmente conmocionados, ya que nunca habían estado tan cerca de un accidente grave. Todo el mundo tenía claro que habíamos tenido mucha suerte. Las "banderas rojas" de aquel día eran imposibles de pasar por alto y, sin embargo, la capa de nieve estable, que fue nuestra ventaja durante casi todo el mes de enero, nos cegó. Todos estamos de acuerdo en que ninguno de nosotros volverá a ir allí por el momento. La costra de lluvia sigue ahí y no parece que vaya a cambiar. El domingo esquiamos en el bosque y todo lo que estuviera por debajo de los 35 grados de inclinación. Todos teníamos mucho miedo de cometer un error.
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En lugar de país y gente, unas palabras sobre el informe de aludes y similares
Este año, por primera vez, hay un informe el viernes y el sábado por la mañana, válido para el día respectivo. Desgraciadamente demasiado tarde. El año pasado aún disponíamos de datos meteorológicos horarios como la temperatura, la fuerza y la dirección del viento de varias estaciones de medición de la región. Este año no hay ningún dato disponible. Simplemente han desaparecido y nadie sabe por qué. Sólo un buen amigo gestiona un sitio web no oficial con actualizaciones diarias y sus observaciones. Son una gran ayuda, pero de ninguna manera comparables a los datos a los que estamos acostumbrados en casa.
¡Os deseo a todos muchos buenos descensos fuera de pista y, sobre todo, sin accidentes!
Texto: Patrick Fux
