Esta vez, el diario de Las Leñas de Zach Paley trata sobre la previsión meteorológica: si lo único en lo que puedes confiar es en que no puedes confiar, simplemente tienes que decidirte por ti mismo a la hora de esquiar. Si alguna vez has estado en los Andes, entenderás que la previsión meteorológica es muy parecida a predecir el estado de ánimo de un adolescente lleno de angustia. Hasta ahora este invierno, las cosas han sido relativamente consistentes con lo que se pronostica, una tendencia inusual. Las tormentas que aparecen en el radar acaban apareciendo en el cielo. Estábamos empezando a preocuparnos de que alguna fuerza mayor estuviera fuera de lugar cuando las cosas volvieron a la normalidad. Cualquier previsión meteorológica ha sido completamente inexacta durante la última semana. Con las cosas de vuelta a la normalidad, la única opción ha sido ir a esquiar todos los días y ver cómo están las cosas, y esperar que las condiciones resulten favorables para esquiar. En mi último post mencioné una gran tormenta en camino, que prometía mucho tiempo de inactividad y no poca locura. La tormenta prevista para cinco días duró los cinco días, pero sólo por la noche. El cielo se despejaba cada mañana, y por la noche sólo caían pequeñas cantidades de nieve. Con cada nevada llegaba el viento que pulía las cosas y proporcionaba recargas gratuitas al estilo de los Andes en todos los aspectos.
Independientemente de las previsiones, los telesillas funcionarán hasta el 5 de octubre. Con mucho senderismo en el horizonte, ¡pensamos aprovechar al máximo las subidas mecanizadas mientras podamos!