Nuestros queridos glaciares se están derritiendo a gran velocidad. Hasta ahora, no existe ningún remedio patentado para evitar el deshielo. El verano pasado, un puñado de estudiantes de geografía de Maguncia intentaron ralentizar este proceso con un proyecto piloto que utilizaba trampas de viento. Los resultados que ahora se han publicado prometen un éxito inesperado.
En realidad, el profesor Hans Joachim Fuchs no tiene mucho que ver con los glaciares. Como profesor de geografía, conoce los glaciares por los libros y las vacaciones, pero nunca habría pensado que se convertirían en el objeto de sus estudios. No es de extrañar que su proyecto de ralentizar el deshielo de los glaciares mediante la captura del viento fuera recibido inicialmente con incomprensión, sobre todo entre los glaciólogos. El único método que había tenido éxito hasta la fecha consistía en cubrir los glaciares con lonas de vellón blanco. Pero el problema es que la nieve caída en verano queda inutilizada en las lonas y sólo se pueden cubrir zonas relativamente pequeñas del glaciar, sobre todo en la zona de captación para el esquí.
El proyecto piloto
Durante una excursión al glaciar del Ródano con estudiantes de su seminario, el profesor y sus alumnos se percataron de las fortísimas corrientes descendentes. Los vientos descendentes (o vientos glaciares) se deben al enfriamiento del aire cerca del glaciar. Como este aire frío tiene mayor densidad que las parcelas de aire más cálido situadas delante del glaciar, se crea un gradiente de presión atmosférica. En otras palabras, el aire frío fluye lejos del glaciar, a veces con fuerza, dependiendo de la cantidad de luz solar y de la naturaleza del terreno.
En agosto de 2008, llegó el momento: un grupo de estudiantes erigió unas trampas de viento de aspecto extraño en el glaciar suizo del Ródano. Unas lonas blancas, unos puntales de acero y varios dispositivos para medir el viento y la temperatura. Seis meses después, se han presentado los resultados de decenas de miles de datos.
1,5-3 grados C - y 30-60cm
Para alegría del grupo del proyecto, ¡captar las corrientes descendentes en el glaciar ha tenido un efecto de enfriamiento significativo en las zonas situadas delante de la trampa de viento! Se pudo medir una diferencia de temperatura de entre 1,5 y 3 grados en la zona de captación de las trampas de viento. También se detectó un claro endurecimiento del hielo del glaciar en esta zona, lo que indica una temperatura más fría del hielo (por desgracia, el equipo de pruebas para ello falló). Sin embargo, el asombro de los participantes fue aún mayor una vez desmontada la trampa de viento: ¡se midió un desnivel de 30-60 cm entre la zona protegida y la zona no protegida de la ladera!
Actualmente se está planeando una prueba de mayor envergadura durante un periodo de tiempo más largo. A pesar de los resultados positivos, Fuchs menciona: "Desgraciadamente, los resultados no pueden reproducirse en todos los glaciares. Para ello se requieren condiciones especiales del terreno. Pero seguimos teniendo curiosidad por ver qué ocurrirá ahora", y subraya: "Aquí sólo luchamos contra los síntomas. No estamos afectando lo más mínimo a la causa, el cambio climático masivo provocado por el ser humano.