"Poner a las mujeres de la montaña en el punto de mira y dar a conocer sus éxitos e inspiradoras trayectorias profesionales" es el objetivo inalterable de la quinta edición del "Femmes en Montagne" festival, que se celebra en Annecy (Francia). Representa un evento pionero que sacude el mundo profundamente sexista de la montaña!
Desde 2019, este festival reúne a cerca de 4.000 espectadores durante cuatro días en torno a los valores del deporte, la diversidad de género y la inclusión. Mientras que muchos festivales de cine de montaña se celebran cada año unas semanas antes de las primeras grandes nevadas para alimentar la emoción de los aficionados, el "Femmes en Montagne" festival trata de adoptar un enfoque diferente. Con un concurso de películas y cortometrajes internacionales, así como paneles de debate y talleres, los organizadores se centran en el cine de montaña de mujeres, la inclusión, la accesibilidad y el compromiso ecológico. Ya no se trata sólo de espectáculo, sino también de historias de vida y de reflexiones más profundas sobre nuestro impacto en la montaña.
Sin embargo, no hay que dar por sentado que las mujeres y la montaña no van necesariamente de la mano del espectáculo y la superación de los propios límites. Tomemos como ejemplo a la corredora británica Jasmin Paris, que este año completó el maratón de Barkley (160 kilómetros y 18.000 metros de altitud) en 59h 58min 21s, convirtiéndose en la primera mujer en terminar una de las carreras más difíciles del mundo. O la estadounidense Hillary Gerardi, que el año pasado batió el récord femenino al escalar el Mont Blanc en 7h 25min. ¿Quién puede decir que las mujeres no pueden alcanzar la cima? ¿Quién puede decir que las mujeres son incapaces de lograr grandes cosas?
Siguiendo el ejemplo del festival "Femmes en Montagne", en los últimos años han surgido numerosas organizaciones de deportes de montaña no mixtas, lo que demuestra un deseo de feminizar el deporte. Los grupos mixtos no parecen responder suficientemente a las expectativas de las deportistas. En la región francesa de Auvernia-Ródano-Alpes se fundaron seis grupos y organizaciones entre 2015 y 2020: "Cool adventures make happy girls", "Féder'elles", "Women's Mountain Club", "Lead The Climb", "Femmes en Montagne", "Groupe Alpinisme Féminin 74" (GAF) y "Girls to the Top". Aparte de la determinación de las mujeres de practicar juntas los deportes de montaña, estas organizaciones plantean cuestiones reales sobre la desigualdad de género en el deporte. ¿Por qué tantas mujeres sienten la necesidad de practicar juntas los deportes de montaña?
Conquistas de cumbres y deportes de montaña de alto riesgo: hombres, siempre hombres.
Desde sus inicios, los deportes de montaña han estado dominados por los hombres. El alpinismo es un ejemplo impresionante de ello. Cécile Ottogali-Mazzacavallo, profesora e investigadora de la Universidad de Lyon (Francia), explica que "la historia del alpinismo habla en nombre de sus héroes masculinos."
Desde las primeras conquistas de las cumbres hasta nuestros días, la montaña ha estado dominada por los hombres, y por un ideal muy heroico. Así, las mujeres han quedado invisibilizadas, lo que conduce a una forma de marginación. Sin embargo, las mujeres siempre han estado igualmente representadas en los deportes de montaña. En Francia, alpinistas como Marie Paradis y Henriette d'Angeville desafiaron las normas sociales y escalaron el Mont Blanc en 1808 y 1838 respectivamente. En una época en la que las mujeres estaban limitadas a las tareas domésticas, escalar el techo de Europa fue un logro extraordinario.
En un plano más amplio, los deportes de alto riesgo se presentan socialmente como una práctica masculina. Nicolas Penin, profesor de sociología en la Universidad de Artois (Francia), describe las zonas deportivas de montaña como "terreno para la expresión de valores masculinos" y "fortaleza de la masculinidad". Los valores estereotipados tradicionalmente asociados a la feminidad, como la dulzura, la seguridad y la consideración hacia los demás, parecen inapropiados en este entorno. El imaginario de las montañas es, por tanto, masculino. Según Christine Mennesson, socióloga y especialista en la construcción del género en el mundo del deporte, este sistema de dominación masculina es interiorizado por las mujeres. La alpinista profesional Marion Poitevin explica:
"Durante mucho tiempo, pensé que estaba protegida de la desigualdad de género (o del patriarcado) porque vivía en la montaña, lejos del mundo 'de ahí abajo'. Frente al muro, todos estamos en la misma posición. Pero sí que estamos condicionados y moldeados por estas desigualdades. Son los cimientos de nuestra sociedad. Y las llevamos con nosotros a todas partes. Eliminarlas es una gran tarea. Incluso en las cumbres.