"El fin justifica los medios", un dicho que siempre he despreciado. Una frase más propia de un criminal de guerra o un dictador que de una persona civilizada del siglo XXI. Sugiere que en un juego todo está permitido con tal de alcanzar el objetivo final. En este caso, el objetivo final parecía sencillo e idealista: formar un equipo búlgaro de freeride. Queríamos crear una oportunidad para que los esquiadores y snowboarders búlgaros compitieran en eventos internacionales, mostraran su potencial y talento y trabajaran por el sueño de ver finalmente a alguien de nuestro país natal competir en el Freeride World Tour.
Mientras perseguía este objetivo, hace poco me enfrenté a una pregunta difícil: ¿cómo sigues teniendo alguna relación con tu patrocinador principal, cuando resulta que ese patrocinador está implicado en corrupción y robo?
Cuando saltó la noticia, mucha gente a mi alrededor me dijo: "¡Eso estaba claro!", "¿Qué esperabas?", "¡Todo el mundo en Bulgaria lo está haciendo!"
Volviendo la vista un año atrás, cuando empezamos a trabajar con la constructora GPGroup, recuerdo que tenía mis propias sospechas y no estaba muy contento de que se convirtieran en nuestro principal patrocinador. Sin embargo, no indagué y pensé que mis recelos eran infundados. Supongo que descuidé mi instinto.
Después del asunto #GPGate, mantener los ojos cerrados ya no era una opción.