Invierno. Llegó por un breve momento. Recibimos la nevada en el valle con más gratitud de lo habitual. La esperanza de que nuestras pistas favoritas se llenaran se restableció brevemente. El consumo de whisky tuvo una nota más positiva que amarga.
El invierno llegó.
Aunque la nieve ha seguido cayendo a trozos, ha sido una fracción de lo que necesitamos. Aquí y allá, atisbos de invierno todavía nos adornan en forma de nieve acumulada en las ramas de los árboles y sonrisas en las caras después de hacer buenos giros. Aun así, no son más que breves momentos. El viento y la lluvia siguen asolando Japón. Los momentos de buen esquí que tenemos a menudo no hacen más que recordarnos lo mal que estamos, lo fuera de forma que estamos. Sobre todo teniendo en cuenta las malas condiciones, es muy fácil argumentar que los buenos momentos no son propiamente satisfactorios. Se puede decir que la vida tiene que ser algo más que un momento pasajero. Como siempre, esquiar mal puede traducirse en buenas fotos de esquí. Fingir hasta conseguirlo parece funcionar, al menos desde detrás del objetivo. Mantener en mente los momentos que merecen la pena ha sido el nombre del juego esta temporada en Ja(not)pow. Así que, aunque sigue siendo un asco que los momentos de asco sean tan habituales este año, los buenos momentos han sido buenos y ha merecido mucho la pena aferrarse a ellos. Tal vez sea la gran cantidad de malos momentos lo que hace que los buenos sean aún mejores... tal vez nos hace apreciar lo que tenemos.
En cualquier caso, para mí, la vida puede descomponerse de algo complejo a algo simple. Puede que no sea posible expresarlo con palabras o imágenes, pero nuestras vidas pueden resumirse en los recuerdos que guardamos: las gotas, arroyos y ríos de momentos a los que nos aferramos. Así que, aunque uno quiera creer que la vida es algo más que un momento pasajero, en realidad es sólo eso: una serie de momentos que podemos elegir recordar y aferrarnos a ellos, u olvidarlos y dejarlos ir. Si elegimos aferrarnos a lo malo o a lo bueno es nuestra elección.
Con eso en mente, tomaré todos los buenos momentos que pueda, y continuaré compartiéndolos a medida que lleguen. Una vida dedicada a encontrar un momento es una vida con dirección y aprecio.
