Llegada al Weekender: los chicos de Projekt Pommes se sientan en la improvisada caja. Por tres euros de entrada te ponen un sello de un pingüino en la mano. La película tarda un poco en empezar, pero con una cerveza y la música en directo de Marco Tribelhorn -¿qué otra cosa puede hacer? - hay tiempo para charlar ("¡Hola, cuánto tiempo sin verte! ¿Qué tal el verano? ¿Qué haces en invierno?"). La mayoría del público se conoce, como es habitual en Innsbruck, y la mayoría conoce también a alguien que participa en la película. El ambiente es el de una relajada fiesta en casa con la familia de los freestylers de Innsbruck que a veces van de gira. Nos damos cuenta de que a) somos bastante mayores y b) ya no estamos a la última en cuanto a estilo.
Terminado el set de Tribi, comienza la película. Dividida en "ritmos" individuales, acompañamos a los protagonistas a lo largo de un invierno - empezando por los primeros copos de nieve mientras montan en bicicleta de montaña en la intro otoñal hasta la última sesión primaveral y una secuencia final en el lago de baño. Entre medias hay varios "ritmos" autónomos que muestran estilizadas jornadas de esquí de la polifacética tripulación. A veces se trata de esquí de travesía en el bosque nevado, otras de backcountry kickers (construcción y salto), otras de acantilados y difíciles líneas de minigolf o de una excursión a una cabaña con terreno de gran montaña. Todo ello acompañado de música escrita y grabada especialmente para la película por Electric Sun, un grupo suizo de rock psicodélico. El público del Weekender recompensa cada elegante truco y cada bella caída con aplausos y vítores.