Ha pasado mucho tiempo desde entonces y probablemente todo el mundo lleve una linterna frontal en la mochila o en la cabeza. Al fin y al cabo, ya sea para dar un paseo nocturno, pasar la noche en una habitación de invierno, leer en un refugio de montaña o salir a correr en invierno antes del trabajo, en la oscuridad no funciona, o al menos sólo de forma limitada. Una linterna frontal proporciona la luz necesaria y deja las manos libres. Si hubiera que llevar siempre una linterna encima, muchas actividades, como montar una tienda de campaña, serían difíciles. Otras, como esquiar, serían, cuando menos, poco relajantes.
La linterna frontal proporciona la luz necesaria y deja las manos libres.