¿Lo último en estilo cuando yo tenía, digamos, once o doce años? Una chaqueta de plumas Helly Hansen grande y gorda. Tenía que ser de gran tamaño, muy afelpada, para poder imitar sin duda el aspecto del Hombre Michelín. Lo más importante era que me sentía muy guay y que por fin había llegado al mundo de los mayores. ¿Qué había dentro de mi chaqueta? No me importaba en absoluto. Sólo me importaba el exterior y, sobre todo, la etiqueta. Y Helly Hansen era justo lo que buscaba.
La chaqueta Coolkid de los 90 perdió su encanto en algún momento, pero no así el plumón como capa aislante cálida. El plumón es el plumaje inferior de aves acuáticas como patos y gansos. Es muy suave y protege a los animales del frío y el calor. A diferencia de otras plumas, no tiene plumilla, por lo que es muy ligero y aislante. No sólo para los animales, sino también para nosotros, por ejemplo en chaquetas. Y a mí siempre me han gustado estas propiedades de abrigo y siempre he tenido en mi armario una prenda que prometía protección contra el frío con este fino producto natural. Aunque solo fuera un saco de dormir.
¿Qué despluma? plumón convencional
Hasta 2014, cuando Patagonia presentó en ISPO la campaña "What the pluck?" y sus productos de plumón 100% trazable. Hasta entonces, y de alguna manera ahora me pregunto cómo de ingenuo podía ser, no le daba importancia a la procedencia real del plumón de mi chaqueta, saco de dormir, etc. "Harán un buen trabajo", pensaba para mis adentros. Pero está claro que no siempre se puede confiar en todos los fabricantes. Yo también. Y cuando miré este pequeño cómic de Patagonia para investigar uno de mis primeros artículos para la industria de las actividades al aire libre, me hizo sentir completamente diferente. La Parca, que muestra alegremente a la oca de dónde viene el plumón de su chaqueta de esquí al son de (Don't fear) The Reaper de Blue Öyster Cult, también me hizo darme cuenta de lo que estaba apoyando con mi compra.