Una cosa genial de Hakuba es que muchas de las líneas más grandes y estéticas son claramente visibles desde la ciudad. Cada mañana soleada, uno puede escanear el terreno circundante en busca de signos de inestabilidad para el día siguiente. Mientras lo hacemos, solemos soñar con hacer giros en muchas de estas líneas. La cara sureste de Shakushi y sus espinas llaman la atención muy rápidamente, aunque la oportunidad adecuada para subir a esta cara nos ha eludido durante años. A finales de marzo, por fin se presentó la oportunidad.El sureste de Shakushi recibe el sol directo de la mañana, por lo que es imprescindible empezar temprano. Empezamos a despellejar a las 3 de la madrugada con la intención de llegar alrededor de las 10 de la mañana. Trabajar durante horas en la oscuridad puede ser deprimente, pero una vez que el sol comienza a salir, todo se olvida.
Uno de los mayores retos en esta cara es que la cresta está protegida por cornisas colgantes. Nos costó un poco, pero pudimos encontrar una grieta en la cornisa por la que colarnos.
La entrada era empinada y comprometida. Teníamos un maíz perfecto desde la cima, pero las primeras curvas seguían siendo emocionantes.