Las dos películas anteriores pueden presumir de haber elevado tanto el nivel cinematográfico como la gama y la calidad del freestyle de gran montaña -es decir, trucos complejos en grandes caras sin saltos especialmente construidos- a un nuevo nivel. Por eso, una película como ésta despierta, naturalmente, expectativas diferentes a las de cualquier película indie corriente que haya recaudado su presupuesto de 5.000 euros a través de Kickstarter/Indigogo con una prórroga.
Por eso, esta crítica pretende responder a dos preguntas:
¿La nueva película también consigue elevar significativamente el nivel de emoción una vez más?
¿Es "La cuarta fase" una buena película de snowboard, independientemente del alto nivel de sus predecesoras?
La primera pregunta se puede responder bastante rápido y sin pretensiones con "No".
En contraste con la cita de Der WELT, N24 (" acción de snowboard espectacular y sin precedentes") enviada en el comunicado de prensa, tengo que concluir que los respectivos editores obviamente no tienen una buena visión general de las películas de los últimos años, de lo contrario no llegarían a esta conclusión.
Sin duda: los trucos son impresionantes, pero la fascinación por la novedad que caracterizaba a las películas anteriores deja paso a una profesionalidad ritualizada que hace que la película parezca sólida pero no excepcional. Tanto el diseño cinematográfico como los trucos no dejarán boquiabierto al consumidor experimentado. La pretensión de llegar a alguna parte con un helicóptero y toda la mano de obra posible parece anticuada entretanto (trilogía de Jeremy Jones y otras) y francamente anacrónica.