Esta temporada estamos intentando revitalizar un poco más la sección Mundo de la Ciencia. De forma realista, puede esperar contribuciones irregulares sobre diversos temas que los autores de PG consideran interesantes en este momento. Si tiene alguna petición o sugerencia sobre algún tema en especial, no dude en hacérnoslo saber a editorial team(at)powderguide.com!
Montañas: menos nieve, menos avalanchas
En los últimos años, el cambio climático también ha sido objeto de creciente atención en el contexto de las avalanchas. La regla básica es: donde no hay nieve, no hay aludes. Por lo tanto, es lógico que el aumento de las temperaturas vaya acompañado de una disminución de la frecuencia de los aludes. Una y otra vez, los estudios científicos muestran precisamente esta correlación utilizando conjuntos de datos locales o regionales. Por ejemplo, una publicación reciente de los Vosgos, donde, según los investigadores, el aumento de las temperaturas invernales ha provocado menos aludes. Además, las avalanchas ya no son tan grandes y se producen en un intervalo de tiempo más corto (es decir, la temporada de nieve es cada vez más corta). El estudio sugiere que las cadenas montañosas bajas ya están mostrando cambios que, tarde o temprano, también pueden esperarse en altitudes más elevadas, y que las medidas de adaptación pueden orientarse en consecuencia. (Giacona, F., Eckert, N., Corona, C., Mainieri, R., Morin, S., Stoffel, M., ... & Naaim, M. (2021). Upslope migration of snow avalanches in a warming climate. Proceedings of the National Academy of Sciences, 118(44).)
Lo que en principio parece un simple análisis de series temporales no lo es necesariamente. Para determinar si la frecuencia de los aludes cambia a largo plazo, primero hay que saber cuántos aludes ha habido en el pasado y cuántos hay ahora. Como las observaciones y los registros de aludes no suelen remontarse muy atrás, estos proyectos suelen fracasar simplemente por falta de datos. El logro del estudio de los Vosgos se debe en gran medida a que se recopiló y homogeneizó un rico tesoro de registros históricos de diversas fuentes para crear una serie temporal de la actividad de los aludes en la región que abarca más de 200 años.