Esta vez: Teledetección operativa - aplicación a la nieve y los aludes (Sesión 4).
La teledetección significa que algo se explora a distancia: la teledetección práctica para los esquiadores sería, por ejemplo, divisar una posible línea y observar las condiciones de la nieve en ella con prismáticos. También podrías quitar el filtro de infrarrojo cercano de tu cámara digital y utilizar el canal rojo de las imágenes para interpretar el espectro de infrarrojo cercano de la superficie de la nieve para conocer su composición (ver imagen, P4.4). O simplemente contar huellas en las imágenes, como hizo un equipo de investigación que observó una ladera para mostrar las preferencias de terreno de los freeriders en función del nivel de peligro de avalancha (P4.5). Un resultado interesante es la preferencia por esquiar en solitario en función del nivel de peligro: el 66% de los descensos en el nivel de peligro 3, el 85% en el 2 y sólo el 93% en el 1 tuvieron lugar en grupo -sólo decir que "no hay amigos en los días de nieve polvo" no es cierto...
La teledetección abarca mucho más, sin embargo: por ejemplo, puede clasificarse en función de la "distancia" -la distancia al objeto- o en función del método de medición. En la presente sesión, se representan aplicaciones de teledetección basadas en datos y observaciones registrados desde el suelo (escaneado láser terrestre, fotografía time-lapse), desde aviones (actualmente drones, tradicionalmente vuelos aéreos tripulados) y sobre todo -y cada vez más importante- desde satélites. Los métodos ópticos se utilizan siempre como métodos de medición, pero óptico no significa únicamente radiación en el espectro visible: se utilizan láseres, infrarrojo cercano, longitudes de onda visibles y radares desde longitudes de onda cortas a largas. Además, cualquier método de medición puede utilizarse de forma activa o pasiva: Activo significa que se ilumina un objeto y luego se miden las reflexiones. Pasivo significa que sólo se registra la radiación emitida pasivamente.