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MeteoBlog

WeatherBlog 15/2014 | Volcanes y vikingos

Oh nena, nena, es un mundo salvaje

18/02/2014
Lea Hartl
Por el momento, nada fundamental está cambiando en los Alpes: en el norte, las flores primaverales se mecen en el foehn, en el sur llueve o nieva copiosamente. Esta semana, miramos más allá de los Alpes y echamos un vistazo a los océanos tropicales y a las montañas que escupen fuego en Indonesia.

Nada fundamental está cambiando en los Alpes por el momento: en el norte, las flores de primavera se mecen en el foehn, en el sur llueve o nieva copiosamente. Esta semana, miramos más allá de los Alpes y echamos un vistazo a los océanos tropicales y a las montañas que escupen fuego en Indonesia.

La semana pasada, un volcán llamado Kelud entró en erupción en Indonesia. La columna de ceniza en el aire alcanzó una altura de 13 a 20 kilómetros, a una distancia de 7 kilómetros una capa de ceniza de 20 cm cubre el suelo, a 150 kilómetros todavía es de un centímetro. La gente murió porque los tejados de sus casas se derrumbaron bajo el peso de la ceniza. El tráfico aéreo está gravemente perturbado. Más de 5.000 personas murieron en una erupción del Kelud en 1919, y 30 personas murieron en otra erupción en 1990. El índice de explosividad volcánica (VEI) de la erupción más reciente se estima en 4. La escala logarítmica de 8 niveles VEI define la "explosividad" de las erupciones volcánicas basándose, entre otras cosas, en el volumen de ceniza producido y la altura de la columna eruptiva. En el nivel 4, la erupción del Kelud sería comparable a la del Eyjafjallajökull en 2010.

Las erupciones volcánicas de esta magnitud no suelen tener un impacto reconocible en el clima global, pero pueden tener efectos regionales en determinadas circunstancias. Las erupciones con un VEI de 6 o más se reflejan definitivamente en la temperatura global. Por ejemplo, la erupción del Krakatoa en 1883 fue seguida de un enfriamiento global de 0,5-0,8° C. Efectos similares causaron el volcán Santa María (1920) y más recientemente el Pinatubo (1991):

La última erupción con un VEI de 7 fue la del volcán indonesio Tambora en 1815. A ésta siguió el tristemente célebre "Año sin verano" en 1816, también conocido como "Mil ochocientos y helado". En Europa Central y en el noreste de Estados Unidos en particular, el frío y las fuertes tormentas provocaron malas cosechas, y los años siguientes se caracterizaron por la hambruna y la emigración masiva en las zonas afectadas.

Un nuevo estudio realizado por científicos de la Universidad de Berna muestra que las erupciones volcánicas graves en los trópicos no sólo afectan a las temperaturas globales, sino que también pueden repercutir en las precipitaciones en el sur y centro de Europa. Un debilitamiento del monzón de verano africano y asiático puede debilitar también la circulación de Hadley, lo que a su vez modifica la circulación en Europa y provoca más precipitaciones. Los científicos creen haber encontrado así una explicación para el "año sin verano" especialmente húmedo.

Este tipo de fenómenos se conocen como "teleconexiones" meteorológicas: Cuando X ocurre en un lado de la Tierra, provoca Y en el otro lado. Las teleconexiones típicas son, por ejemplo, los fenómenos ENSO La Niña y El Niño, o la Oscilación del Atlántico Norte o del Ártico (NAO y AO). En un análisis de la serie de tormentas inusualmente intensas que han azotado recientemente la costa inglesa, el Servicio Meteorológico Británico ha identificado otra teleconexión que podría ser en parte responsable del inusual tiempo de este invierno. Sospechan que la corriente en chorro del Pacífico se ha visto desviada de su trayectoria habitual por las lluvias inusualmente intensas registradas en Indonesia y los trópicos del Pacífico occidental, y que estas precipitaciones están relacionadas con las temperaturas inusualmente altas del mar en la misma zona. Combinadas con los caprichos del vórtice polar que impulsa el chorro atlántico, las condiciones meteorológicas son de lo más emocionantes.

Análisis de la Oficina Meteorológica del Reino Unido

Análisis de DWD

El dramático impacto de los cambios climáticos globales sobre las civilizaciones humanas queda impresionantemente ilustrado por el siguiente gráfico, que el blog del tiempo encontró por casualidad mientras investigaba el tema de hoy y que nos gustaría presentar aquí como conclusión:

Nota

Este artículo ha sido traducido automáticamente con DeepL y posteriormente editado. Si, a pesar de ello, detectáis errores ortográficos o gramaticales, o si la traducción ha perdido sentido, no dudéis en enviar un correo electrónico a la redacción.

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