Henning Rütten, mi primera impresión después de unas pocas frases sobre la cuestión de por qué se hizo este documental, me recuerda a Markus Lanz. Se esfuerza por ser serio, pero sin una comprensión más profunda. Frases con sentido que carecen de toda precisión en cuanto al contenido.
La densidad de afirmaciones falsas es tan alta que inevitablemente me vienen a la mente los excesos cotidianos del actual presidente estadounidense. Con esto en mente, me hago cargo aquí de la comprobación de hechos en nombre del New York Times o del Washington Post, por así decirlo.
Pero lo primero es lo primero.
"¿Por qué tantos subestiman el peligro?" es la pregunta central del tráiler inicial. La tesis subyacente: la mayoría o la totalidad de las personas que mueren en avalanchas subestiman el riesgo o lo desconocen, es decir, son legos en la materia. Esto es erróneo. El nivel de formación de la gente en terreno abierto es cada vez mayor y las cifras puras de muertes no dicen nada sobre las capacidades de la gente, aunque BILD o KRONE lo retraten cada día de forma diferente.
Rütten, a quien su entrevistador presenta como "experto en nieve profunda", esboza el objetivo de su documental de la siguiente manera. En un documental anterior -volveremos sobre ello más adelante- investigó las muertes causadas por accidentes de avalancha, y ahora (enero) "debido a que las condiciones de nieve eran tan extremas en Austria" y quería ver "qué ha cambiado en los últimos años y cómo la gente se enfrenta a ello hoy en día, si ha cambiado la concienciación.
Por ello afirma: En aquel entonces, la gente era imprudente y subestimaba el peligro. Y pregunta: ¿Cómo es hoy, ha cambiado la concienciación? ¿Ha mejorado o ha empeorado?"
Con esta afirmación inicial, Rütten ya se sitúa en un nivel fáctico con los principales periódicos sensacionalistas. A saber, uno que no existe. La tesis es errónea en cuanto al contenido y la pregunta derivada de ella, por tanto, no tiene sentido.
La tendencia a largo plazo de las muertes por avalancha es más o menos mantenerse igual o disminuir ligeramente a pesar de un enorme aumento del número de esquiadores. Esto se debe a varias razones, entre ellas la mejor formación de los aficionados a los deportes de invierno, que por tanto están más adaptados al terreno invernal.