Que todo vuelve a ser "normal".
¿Pero qué era esa normalidad? A dónde nos llevaba esta normalidad? Y ¿no queríamos cambiarla de todos modos? ¿No es por eso por lo que existe esta columna? ¿Hemos llegado por fin al punto -en términos de nuestro sistema económico y, por supuesto, no en términos del sufrimiento que la pandemia ha causado en muchos lugares- en el que podemos cantar fervientemente la canción de REM "It's the end of the world as we know it"? Porque la corona no detiene el cambio climático. La Academia Nacional Alemana de las Ciencias, Leopoldina, también lo reconoce en su "Tercera declaración ad hoc: Pandemia de coronavirus - Superar la crisis de forma sostenible": "En vista de las profundas cicatrices que dejará tras de sí la crisis de los coronavirus, pero sobre todo debido a la crisis climática y de la biodiversidad, que es como mínimo igual de amenazadora, no se puede simplemente restablecer el estado anterior." Según Leopoldina, es importante aprender de la experiencia de la pandemia y, sobre todo, seguir recordando que el aumento de la población, la urbanización, la movilidad global, la destrucción y el declive de la resiliencia de los ecosistemas y el propio cambio climático contribuyen de manera significativa a la aparición de epidemias y pandemias.