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Nieve de mañana

La nieve del mañana | El fin del mundo tal y como lo conocemos

Los deportes de invierno después de Corona: ¿cómo serán o, mejor aún, cómo queremos que cambie el mundo de forma sostenible después de Corona?

22/03/2021
Lisa Amenda
¿Recuerdas la antigua normalidad? ¿Conciertos, fiestas, días en la piscina al aire libre o haciendo cola para coger el ascensor? ¿Muchas personas? ¿Multitudes en el autobús? El mundo anterior a marzo de 2020, cuando de repente todo estaba cerrado. Todo estaba cerrado. ¿Nada funcionaba y estábamos en casa? Por un breve momento, pensamos que sólo sería así en 2020. Que todo volvería a ir bien en otoño. Que volveríamos a irnos de vacaciones y a esquiar los fines de semana como siempre.

Que todo vuelve a ser "normal".

¿Pero qué era esa normalidad? A dónde nos llevaba esta normalidad? Y ¿no queríamos cambiarla de todos modos? ¿No es por eso por lo que existe esta columna? ¿Hemos llegado por fin al punto -en términos de nuestro sistema económico y, por supuesto, no en términos del sufrimiento que la pandemia ha causado en muchos lugares- en el que podemos cantar fervientemente la canción de REM "It's the end of the world as we know it"? Porque la corona no detiene el cambio climático. La Academia Nacional Alemana de las Ciencias, Leopoldina, también lo reconoce en su "Tercera declaración ad hoc: Pandemia de coronavirus - Superar la crisis de forma sostenible": "En vista de las profundas cicatrices que dejará tras de sí la crisis de los coronavirus, pero sobre todo debido a la crisis climática y de la biodiversidad, que es como mínimo igual de amenazadora, no se puede simplemente restablecer el estado anterior." Según Leopoldina, es importante aprender de la experiencia de la pandemia y, sobre todo, seguir recordando que el aumento de la población, la urbanización, la movilidad global, la destrucción y el declive de la resiliencia de los ecosistemas y el propio cambio climático contribuyen de manera significativa a la aparición de epidemias y pandemias.

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¿Cómo de normal era la antigua normalidad?

¿Y ahora? Ahora hemos vuelto a la normalidad. Después de un verano que nos recordó la normalidad anterior, hemos vuelto a tomar tierra. Para pensar en lo que realmente salió mal. "La "nueva normalidad" será diferente a la anterior. Y ni siquiera una vacuna restablecerá el estado anterior. El "aún más extraño año 2021" traerá decisiones en muchos aspectos", escribe Matthias Horx, futurólogo alemán y fundador del Zukunftsinstitut, en su texto "2021: El año de las decisiones". "En 2021, un nuevo (des)orden mundial se revelará lentamente. Covid-19 nos ha mostrado de forma drástica el "gran demasiado". El virus nos ha enfrentado -o digamos: a mucha gente- con la verdad: Estamos en una gigantesca crisis de crecimiento. Y lo estamos desde hace mucho tiempo. La pandemia es una llamada de atención. Y quizá la crisis del coronavirus sólo tenga un propósito: dejar inequívocamente claro a la humanidad que las cosas no habrían seguido como antes ni siquiera sin ella. Que la antigua normalidad ya era anormal. No es casualidad que la pandemia haya golpeado con especial dureza a los sectores recalentados de la vieja normalidad: la producción de carne, los cruceros, los viajes en avión, el turismo excesivo, la automoción alimentada por combustibles fósiles", continúa Horx. "Esa es la naturaleza de las crisis: ponen fin a los excesos. Nos enfrentan a nuestra propia decadencia".

Y quizá sea así. Quizá ahora, en la segunda oleada de la pandemia, hayamos llegado al punto en el que ya es suficiente. Donde ha quedado claro que ya no podemos seguir así. Quizás esta columna también lo demuestre. Porque aquí también nosotros y nuestros lectores ya no estamos dispuestos a aceptar la vieja normalidad. A poner fin a la sostenibilidad de pacotilla y volvernos por fin más radicales. O a repensar la sostenibilidad. Con todas las ventajas y desventajas.

La única constante es el cambio

Ya lo sabía el filósofo griego Heráclito: "La única constante es el cambio". Siempre ha sido así y ahora lo estamos experimentando una vez más. El llamamiento a la sostenibilidad ha crecido en los últimos años. A corto plazo, probablemente se trate de volver a poner en marcha la economía en declive, pero después, como sociedad, tenemos una oportunidad histórica de cambiar las cosas. ¿Pueden contribuir a ello los deportes de invierno? Ni idea. Lo que es seguro es que, como apasionados de los deportes de invierno, lo más probable y esperable es que alberguemos un profundo amor por la naturaleza y las montañas y que, por tanto, nosotros mismos estemos dispuestos a abrazar el cambio. Sólo tenemos que decidirnos a hacerlo. Y respaldar nuestra decisión. Asumir la responsabilidad. Y no perseguir el eterno ayer, la vieja normalidad.

Creemos una nueva normalidad, con remontes o sin ellos. Lo principal es hacerlo juntos y de tal forma que podamos mirar hacia un futuro más sostenible. Fieles al lema: "Es el fin del mundo tal y como lo conocemos y me siento bien". (REM, 1987).

Nota

Este artículo ha sido traducido automáticamente con DeepL y posteriormente editado. Si, a pesar de ello, detectáis errores ortográficos o gramaticales, o si la traducción ha perdido sentido, no dudéis en enviar un correo electrónico a la redacción.

Ir al original (Alemán)

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