La gota que colma el vaso
En los primeros días del IPCC, los puntos de inflexión climáticos se encontraban entre las visiones más excéntricas y extremas del futuro que preocupaban poco a la corriente dominante. Pero esto ha cambiado. Hace tiempo que los puntos de inflexión se han incorporado a la corriente principal de la ciencia climática y, por tanto, se están convirtiendo gradualmente en parte del discurso público. El IPCC define los puntos de inflexión como los puntos en los que se producen cambios irreversibles en el sistema climático.
Desde una perspectiva matemática más formal, los puntos de inflexión climáticos son bifurcaciones en combinación con histéresis en un sistema dinámico. No entraremos en detalles, pero histéresis es un concepto importante para entender el principio de los puntos de inflexión, por lo que hablaremos brevemente de él: En términos sencillos, la histéresis se refiere a la dependencia del estado de un sistema con respecto a su historia.
Imaginemos una pendiente nevada de 32º. En esta ladera aún no se ha producido ninguna avalancha (estado 1 del sistema: ladera intacta). Ahora nieva medio metro. Que se desencadene un alud espontáneo por el peso de la nieve fresca depende de la estructura del manto nivoso, es decir, de la historia anterior del sistema. Si el manto de nieve antigua es favorable, es posible que no ocurra nada. Si, por el contrario, la situación es desfavorable, por ejemplo porque la capa superficial es débil, se producirá un alud. El estado del sistema ha cambiado de forma brusca e irreversible (estado del sistema 2: la pendiente ha descendido).
Entonces, histéresis: dependiendo de la historia previa, los cambios pequeños y graduales en una variable (por ejemplo, nieve fresca) provocan cambios pequeños y fácilmente predecibles en el sistema global (la profundidad de la nieve aumenta), o un cambio fundamental en el estado del sistema (la avalancha desciende). En el caso de las avalanchas, como en el del clima, el momento exacto en que se produce este último cambio está sujeto a cierta incertidumbre: sabemos a grandes rasgos cómo funciona todo y cuándo empieza a ser crítico, pero no es tan fácil predecir en qué momento exacto el sistema se vuelca (¿a cuántos centímetros de nieve fresca se rompe la capa débil?).