No toda la nieve es igual
La semana pasada, nuestro aprendiz Michael excavó algunas muestras de nieve como parte del curso alpino de la Asociación Estatal de Instructores de Esquí del Tirol. A él también se le ocurrió nuestro tema especial de esta semana: "No toda la nieve es igual". Al analizar las muestras de nieve y las pruebas de estabilidad, observamos repetidamente una gruesa capa de nieve flotante. Por eso el tema de esta semana son los procesos de transformación de la nieve. Cuando la nieve cae fresca y en polvo del cielo, su transformación comienza inmediatamente después de aterrizar. Pero, ¿qué significa esto para los freeriders y los esquiadores de travesía? ¿Por qué estos procesos pueden ser tan decisivos para las condiciones de la nieve y el riesgo de aludes?
Transformación degradativa
Durante la transformación degradativa, los cristales de nieve originalmente afilados se desintegran gradualmente, se redondean y se vuelven cada vez más densos. Dos procesos son los principales responsables de ello: uno mecánico y otro térmico:
Transformación mecánica:
Cuando el viento transporta la nieve, los cristales se rompen, haciendo que el manto de nieve se vuelva más denso.
Transformación térmica:
Cuando la temperatura se mantiene relativamente constante durante un periodo de tiempo prolongado, los cristales cambian hacia una forma más redondeada. Esto ocurre porque una estructura esférica es energéticamente más estable que una angular. El resultado: la nieve se vuelve más firme y compacta. Este tipo de transformación a menudo ayuda a crear una base estable para el manto de nieve.
Transformación de construcción
La transformación de nieve de construcción se produce cuando hay grandes diferencias de temperatura dentro del manto de nieve. Esto es particularmente común con una capa de nieve fina cuando el suelo está más caliente que la superficie de la nieve. Este gradiente de temperatura también crea un gradiente de presión de vapor de agua: el vapor de agua sube en la capa de nieve y se acumula de nuevo en los cristales. Esto hace que crezcan cristales angulosos y sueltos, que ya no están conectados entre sí. Si este proceso se produce dentro del manto nivoso, se habla de nieve flotante o "nieve muerta", una capa extremadamente inestable. Si se produce en la superficie de la nieve, el resultado es el limo superficial: una capa débil, fina pero extremadamente frágil, que puede provocar problemas con la nieve fresca o la deriva por el viento. Estas capas sueltas y azucaradas son a menudo traicioneras, ya que forman la base perfecta para las avalanchas.
¿Por qué es importante?
El tipo más común de avalancha que afecta a los entusiastas de los deportes de invierno es la avalancha de placas. Se necesitan tres ingredientes principales para que se desencadene:
1. una capa débil - a menudo una capa suelta creada por la transformación de acumulación.
2. un manto de nieve ligado - es decir, una capa suprayacente compactada por la transformación de degradación.
3. una carga adicional - como un esquiador o una nevada que supere el límite crítico.
Cuando estos factores se juntan, el manto de nieve sobre la capa débil puede deslizarse. Por lo tanto, es muy recomendable para cualquier persona que viaje por el interior del país observar el manto de nieve, reconocer las posibles capas débiles e interpretar su riesgo de avalancha.