Día 1
Aterrizamos en el aeropuerto de Kutaisi a las 2.55 de la madrugada. Apenas 30 metros después de pasar la aduana, estamos en la calle donde nos espera el taxi que nos llevará a nuestro primer alojamiento. Tras desayunar patatas fritas y una especie de kebab, nos dirigimos a Mestia, en el norte de Georgia, una pequeña ciudad de la región de Svaneti. Nuestro taxista nos conduce hábilmente por las calles llenas de agujeros, vacas, cerdos y gallinas. Cinco horas y 200 kilómetros después, llegamos a Mestia. Cada gran casa tiene en su jardín una enorme torre de defensa medieval, lo que convierte a la ciudad en Patrimonio de la Humanidad de la UNESCO. Mestia está situada a 1.500 metros de altitud y es nuestra base para los próximos días.
Día 2
Nos alojamos en casa de una familia cuya vida en el hogar gira principalmente en torno a la cocina. La cocina de leña es lo más importante de la casa. Aquí cocinamos tres veces al día, quemamos la basura y secamos la ropa. Sentimos que la vida aquí es pura. Los lugareños son muy amables, todo se comparte y todo lo que hay en la mesa es casero. En la casa viven cuatro generaciones y cada uno tiene sus propias tareas.
Discutimos nuestras opciones durante la cena. Primero nos decidimos por la estación de esquí de Hatsvali porque se espera nieve fresca. Hatsvali no está tan arriba y ofrece treeruns. Es una estación pequeña con dos telesillas que van desde Mestia hasta el monte Zuruldi, de 2.300 metros de altura. Así que empezamos nuestra aventura de freeride en Hatsvali para los próximos dos días. Hay más de 60 centímetros de nieve fresca. El escarpado bosque de abetos y abedules ofrece un enorme terreno de juego con montones de almohadas. Desde el punto más alto de la zona de esquí, caminamos cada vez más a lo largo de la cresta y nos vemos constantemente recompensados con nuevas pistas sin pisar. Cuando subimos del remonte otros 30 minutos, no encontramos una cruz de cumbre, sino una jauría de perros que corretean alegremente tras nosotros durante el resto del día. Incluso mientras estamos sentados en los modernos telesillas, los perros corren junto a nosotros.